Por normal general, los empresarios suelen tener interés y fijarse en cuánto cuesta fundar una empresa o abrir una nueva oficina, lo que se conoce comúnmente como “montar un nuevo negocio”. No obstante, un dato tan importante como los anteriores es el coste de abrir la oficina todos los días, o dicho de otro modo, cuánto te cuesta al día, como empresario, llevar a cabo la actividad de tu negocio.
Este cálculo, aunque a priori puede resultar sencillo, oculta ciertas variables que pueden dificultar el mismo,que tendremos que tener en cuenta a la hora de averiguarlo de una forma correcta, siempre buscando información útil que nos ayude a ser conscientes de la situación actual en la que se encuentra nuestro negocio.
Del mismo modo, esta información nos ayudará a desglosar todos los costes que requiere el normal funcionamiento de nuestra empresa, pudiendo de este modo localizar de forma rápida y sencilla aquellos que sean superfluos o que puedan disminuirse, ya que ello conllevará un aumento de los ingresos y de la rentabilidad de la misma.
Costes fijos y costes variables.
Lo primero y más importante, será averiguar cuáles son los costes fijos y variables mensuales de tu empresa. Esto puede resultar muy sencillo para el caso de empresas pequeñas, pero puede suponer un verdadero reto si hablamos de grandes negocios.
Por un lado, tendremos los costes fijos. A continuación procederemos a listar una serie de los más típicos en los que suelen incurrir las empresas:
- Amortizaciones: Depreciaciones del valor de algunos de los activos de la empresa, como, por ejemplo, sus equipos informáticos.
- Alquileres o IBI: En el caso de tener una oficina física, tendremos que incurrir en un gasto de alquiler. Si, por el contrario, tenemos la suerte de ser dueños de dicho local, tendremos que abonar el IBI todos los años.
- Impuestos: Todo tipo de cargas fiscales que tengamos que sufragar derivadas de la actividad de nuestro negocio.
- Marketing o publicidad: Si bien el gasto en publicidad puede modificarse con relativa facilidad, suele venir marcado por un presupuesto aprobado previamente, por lo que suele categorizarse como coste fijo.
- Reparaciones, limpieza y mantenimiento: Todo gasto derivado del mantenimiento de los activos de nuestra empresa, así como su limpieza y arreglo.
- Salarios de los empleados: La remuneración de los empleados a cargo de nuestra empresa será uno de los costes fijos más importantes que tengamos.
- Seguridad social de los empleados: Relacionado con el anterior coste, tendremos que pagar la cuota de la seguridad social correspondiente a cada uno de nuestros empleados.
- Servicios subcontratados: Como la limpieza de la oficina, mantenimiento de los equipos informáticos, una gestoría fiscal y/o financiera, un asesor contable o laboral, un abogado o asesor legal…
- Seguros: El pago de todos los seguros que sean necesarios para un correcto funcionamiento de nuestra empresa.
- Servicios de entidades financieras: Aquellos gastos que nos cobren los bancos o entidades financieras en concepto de sus servicios prestados, ya sean de gestión de capital o de financiación.
- Suministros: Electricidad, agua, gas, internet… Todo aquello que es imprescindible para un correcto funcionamiento de la oficina.
Por otro lado, tenemos los costes variables, aquellos que por norma general suelen fluctuar con el paso del tiempo y la actividad de nuestro negocio. Estos suelen depender de, por ejemplo, la cantidad de productos que fabrique o venda nuestra empresa. Estos son unos pocos ejemplos:
- Proveedores de materias primas: Todos los gastos vinculados a la compra de materias que procederemos a transformar en nuestra empresa con el objetivo de venderlas para obtener un beneficio.
- Proveedores de productos terminados: Similar al anterior, con la diferencia de que, en este caso, el valor añadido no vendrá dado por el proceso de producción.
- Proveedores logísticos: De productos como envases o embalajes relacionados con la logística de nuestro producto.
- Coste financiero de pasarelas de pago: Coste o comisión que se lleve la entidad financiera que nos ayude a tener esa pasarela de pago. Un ejemplo típico puede ser PayPal o un datáfono.
- Subcontrataciones puntuales: Como puede ser la necesidad de un extra de mano de obra por un pico de producción o de la necesidad de un extra en cualquier otro proceso de la actividad de la empresa como puede ser la logística, la venta…
- Comisiones relacionadas a ventas: Pequeño coste que puede ser absoluto o porcentual sobre el precio de venta. Este suele pagarse a personas con relación con nuestra marca o empresa y que ayuden a vender nuestros productos y/o servicios.
¿Y cuál sería el gasto diario de mi empresa?
Una vez hayamos conseguido identificar y clasificar todos los costes de nuestra empresa, tendremos que dividir dichos costes por el número de días del mes para obtener el gasto medio diario de nuestra oficina.
Por poner un sencillo ejemplo, si nuestra empresa tiene a cargo 3 empleados que le suponen un gasto de 6.000€ al mes, así como un pago en concepto de alquiler por 400€, 200€ en concepto de suministros y 150€ en concepto de subcontratas de limpieza y gestoría, tendríamos que sumar todos estos gastos y luego dividir entre en número de días del mes:
6.000 + 200 + 400 + 150 = 6.750 / 30 = 225 € al día en concepto de costes fijos.
Ponemos la división entre 30 de forma genérica. Si tu negocio no abre los fines de semana, tendrás que dividir entre 20 o 22 días, dependiendo del mes, para poder sacar los costes fijos de los días que sí se abre.
En este cálculo en concreto, no tendríamos en cuenta los gastos variables, porque lo que estamos tratando es cuánto te cuesta abrir la oficina siempre, sin tener en cuenta otros factores menos estables.
Si tienes dudas sobre lo que te cuesta abrir cada día tu empresa y quieres averiguarlo cuanto antes con el objetivo de llevar un mejor control de tu negocio y poder aumentar la rentabilidad del mismo, no dudes en ponerte en contacto con CCPymes. Nuestros expertos te asesorarán en todo lo necesario para que puedas tomar las mejores decisiones para ti y para tu empresa.