Toda empresa, particular o negocio que opera dentro del territorio español tarde o temprano acaba teniendo la necesidad de realizar operaciones comerciales. Ya sea para la compra de bienes o la contratación de servicios, estos acuerdos generan una obligación de pago, por una cantidad acordada entre las empresas participantes.
Aquí es donde entran en escena tanto los pagarés como los cheques bancarios pues son herramientas de pago (o documentos) utilizados por parte de estas empresas para la realización de pagos de las operaciones comerciales previamente mencionadas.
Si bien su función principal es la misma y son muy similares, cada uno de estos documentos de pago tiene una serie de características únicas que los diferencian entre sí. En este post vamos a explicar las particularidades de cada uno, así como sus diferencias más notorias y relevantes, con el objetivo de que los conozcas mejor, siendo de este modo capaz de elegir el que más le convenga a tu negocio o empresa en cada momento.
¿Qué es un pagaré?
Un pagaré es un documento de pago escrito que obliga a su emisor (en este caso denominado firmante) a abonar al beneficiario del documento una cantidad de dinero (en las divisas acordadas) en un momento o fecha determinada.
Este documento puede realizarse con relativa libertad en forma, y es imprescindible que tanto el emisor como el beneficiario estén correctamente identificados en el documento.
Si bien existen una gran cantidad de tipos diferentes de pagaré, estos suelen diferenciarse por norma general según la fecha de vencimiento del propio documento, su método de emisión o su forma de cobro por parte del beneficiario.
¿Qué es un cheque bancario?
El cheque o talón bancario es un documento de pago escrito, que permite al beneficiario indicado en el documento o a su portador recibir la cantidad de dinero especificada en el talón del mismo. Dicha cantidad debe ser cobrada en un banco o entidad financiera, indicada en el propio cheque.
Es un documento que debe ir fechado y firmado, y está siempre vinculado a una cuenta corriente de una entidad financiera. Es importante tener en cuenta que los cheques suelen clasificarse en 2 grandes tipos, cheques nominativos y cheques al portador. Los nominativos sólo pueden ser cobrados por parte de la persona (física o jurídica) que esté indicada en el mismo documento. Por contra, los cheques al portador pueden ser cobrados por la persona que lo porte y presente en la entidad financiera.
¿Cuáles son las diferencias principales entre los pagarés y los cheques bancarios?
Una vez hemos visto la definición de ambos documentos de pago, vamos a indicar sus principales diferencias:
- Actores participantes del documento:
Mientras que en el pagaré solo participan el emisor del documento y el beneficiario, en los cheques existe un tercer participante, conocido como librado, que es la entidad financiera que realiza el pago.
- Quién es el aval o la garantía de cobro del documento
Por norma general, en los pagarés se puede incluir a un tercer participante externo que actúa como avalista o garante del pago. En los cheques no es necesario, ya que esto lo garantiza la entidad financiera del emisor del documento.
- Fecha y lugar donde se realiza el cobro del dinero
Mientras que en los pagarés es imprescindible especificar y establecer un lugar y fecha de vencimiento para el cobro del mismo, el cheque no precisa de esta información.
- La identificación del beneficiario del documento de pago
Si bien los pagarés tienen la obligación de identificar al beneficiario (siendo siempre nominativos), los cheques bancarios pueden emitirse de forma nominativa o simplemente “al portador”, siendo capaz de cobrarlo la persona que tenga el cheque en su poder.
- Obligatoriedad de la participación de una entidad financiera o bancaria.
Tal y como se ha explicado con anterioridad, los cheques bancarios precisan de la participación de una entidad financiera, mientras que es algo no obligatorio en los pagarés.