La inflación es ese término económico atemporal que en los últimos meses está en boca de todos. Es un fenómeno económico que se repite a lo largo del tiempo.
En este post explicaremos qué es la inflación, cuáles son sus efectos sobre la rentabilidad de las empresas españolas, así como algunas claves para evitar que ponga en riesgo la salud económico-financiera de los negocios.
¿Qué es la inflación?
La inflación es un fenómeno económico producido por un desajuste que ocasiona un aumento de los precios, que afecta de manera generalizada a la mayoría de productos, bienes y servicios del mercado, es decir, al sistema de precios en su totalidad. Se habla de inflación cuando hay una subida general de precios, si sólo un bien o servicio sube de precio, no se puede hablar de inflación.
Al aumentar el precio de todos los bienes y servicios, se produce una disminución generalizada del poder adquisitivo, tanto de personas físicas como de personas jurídicas, es decir, tanto de particulares como de empresas. O lo que es lo mismo: la moneda en cuestión vale cada vez menos.
Este fenómeno suele tener varios niveles o magnitudes. De hecho, el estado natural de las economías desarrolladas sanas suele contar con una leve inflación, que causa un ligero y paulatino aumento de los precios. El problema aparece cuando este aumento supera las tasas porcentuales de los 2 y 3 dígitos en un periodo corto de tiempo, pudiendo llegar a aumentar en más de un 50% los precios al mes, algo que es conocido como hiperinflación.
¿Cuál es el efecto de la inflación en los negocios y empresas?
De manera similar a lo que ocurre con las personas particulares, las empresas ven su poder adquisitivo disminuido, lo que suele derivar en un aumento de los costes de producción, algo mucho más notorio en empresas del sector primario o secundario, que depende mucho más de materias primas o suministros energéticos como el diesel, gas o la gasolina para llevar a acabo su actividad económica.
Por norma general, la inflación hace que las empresas:
- Vean cómo aumentan sus costes de producción, como suministros o proveedores.
- Vean su margen de beneficio afectado, lo que ocasiona que tengan que subir sus precios de venta, dependiendo de la capacidad de la empresa en cuestión para transferir la subida de costes al precio.
- Vean reducido el poder adquisitivo de sus activos líquidos.
- Vean una disminución de la demanda, o pérdida de algunos clientes a causa de la inflación.
¿Qué deben hacer las empresas para adaptarse y protegerse de la inflación?
Para paliar y evitar los efectos negativos de la inflación en los negocios y empresas, estas deben realizar las siguientes acciones:
- Mantener su tesorería reducida al máximo: Puesto que el valor del dinero se ve muy mermado en periodos de inflación elevada, es imperativo que las empresas reduzcan al máximo su tesorería, siempre manteniendo un flujo de efectivo y fondo de maniobra necesario para el sector donde opere.
- Acortar los períodos de cobro y alargar los de pago: al valer el dinero cada vez menos, es prioritario cobrar cuanto antes y pagar más tarde.
- Invertir el exceso de liquidez en diversos productos financieros.
- Invertir el exceso de liquidez en activos no corrientes revalorizables a medio o largo plazo (como los bienes inmuebles), así como en activos de valor estable como el oro.
- Contar con los servicios de un controller financiero: El control de las finanzas, la contabilidad y el estado financiero de una empresa en periodo de inflación es clave para que este riesgo no afecta a su rentabilidad. Contar con los servicios de un controller financiero puede ser diferencial.
- Valorar una subida de los precios de venta o ajustar los mismos a la inflación, siempre teniendo en cuenta las acciones del mercado y de la competencia.
- Recortar y controlar al máximo todos los gastos y costes innecesarios de la empresa.